Terminó el año futbolístico de Colo-Colo, un año que comenzó cargado de angustia y, si bien no terminó como queríamos, se cerró en los lugares que a los albos nos gusta estar. Algunos pocos se atreven a hablar de fracaso, personalmente lo llamo el comienzo de un bonito proceso.
El popular partió su año en medio de la disputa por no descender, y hay que ser claros, no es el lugar donde debió estar el Cacique pero es imposible olvidar ese contexto para pensar en lo lindo que fue este torneo.
El cuerpo técnico y los jugadores nos devolvieron la ilusión que como colocolinos hemos acostumbrados a lo largo de nuestra historia, a pelear el campeonato, a meternos en Copa Libertadores.
Por distintos factores, más internos que externos, no se lograron aprovechar los puntos de ventaja sobre Católica obtenidos solo un par de fechas atrás, pero para nada se trata de un fracaso.
Este es el primer paso de un renacer de Colo-Colo, de un renacer que nos debe devolver la alegría de gritar campeón en cada torneo que disputemos, de competir en Copa Libertadores, de hacer crecer nuestro semillero para alimentar el plantel de honor del Popular.
Desde ya debemos ser claros, el entrante año perder un torneo de esta manera sería un fracaso total, pero el trabajo de solo meses nos da esperanzas que aprovecharemos cada momento para sacar ventaja por sobre nuestros rivales. Una vieja canción de la hinchada alba dicta ‘ahora tiemblen y miren, que el Cacique no para’ (Bueno, algo así, jajaja), y claro, eso es lo que esperamos.
Nos duele perder este campeonato, pues acostumbramos a ganar siempre, pero no dejamos de confiar en Quinteros, su cuerpo técnico, en nuestro capitán Gabriel Suazo, el plantel completo incluida la cantera que tiene sed de triunfo y amor por los colores. Confiamos porque sabemos que este es el primer paso para un hermoso proceso que se merece EL ÚNICO GRANDE DE CHILE.