Hace exactamente un año, Colo-Colo emprendía viaje a Talca, a lo que parecía la crónica de una muerte anunciada, pero que con el paso de los minutos y kilómetros se transformó en una muestra de amor irrefutable que nos devolvió el alma al cuerpo a quienes nos mueven estos colores.
16 de Febrero: Cuando la esperanza le ganó a la angustia
Tras el duro empate ante O’Higgins en la última fecha del campeonato, todo se veía muy oscuro para el Cacique, en sensación personal, el descenso parecía no poder evadir, pues como se dio todo, hacía creer en un destino predeterminado para sufrir y no obtener recompensa, sumado a la caída moral de como se dio todo.
Sin embargo, fue un día como hoy, si un 16 de febrero, donde pese a la angustia del momento, miles de colocolinos se desplegaron en las afueras del Monumental para alentar al equipo en su salida a la Región del Maule.
Pero no quedó ahí, mientras el bus avanzaba por la carretera, cientos de albos en los pasos de cada pueblo al sur de Santiago salían a dejar aún más clara la consigna, NUNCA ESTUVIERON SOLOS Y NUNCA LO HARÁN, pues el amor del colocolino por su equipo sobrepasa buenos o malos momentos, a contrapelo de una versión que intentaron instalar rivales mientras portaban bandejas de huevos en sus manos.
El día 16 de febrero fue el día en que renació la esperanza en cada colocolino, desde el más optimista hasta el más negativo, pues desde este momento comenzamos a ganar ese importante partido definición que terminaría por mantenernos en la División de Honor, donde jamás hemos salido.
Amor, si, solo es eso, el amor que tenemos por Colo-Colo, amor que no espera nada a cambio, pero está dispuesto a entregarlo todo y a «cantar con más fuerza si vamos perdiendo», amor incondicional por aquel club que para muchos es un tanque de oxigeno ante la rutina.